Los modelos actuales conciben el desarrollo como un proceso dinámico de continua interacción entre los factores genéticos, orgánicos y ambientales. El niño o la niña empieza a aprender desde su nacimiento, sin embargo, para que esto se produzca adecuadamente necesita que exista interacción con las personas y el entorno que le rodea.
Para que se produzca un adecuado desarrollo por parte del niño o la niña, deben darse tres factores:
Maduración del sistema nervioso.
Estimulación.
Afecto
Los cuidadores principales del niño o niña tienen una función fundamental en el bienestar y desarrollo posterior. La interacción que se produce entre el bebé y el adulto cuya base es el afecto formará un fuerte vínculo entre ambos que ayudará a construir la autoconfianza del menor y promoverá su curiosidad por explorar y conocer su entorno. Por lo tanto, estas interacciones deben cuidarse, ya que sentarán las bases de cualquier aprendizaje posterior que pueda tener.
La interacción con el entorno juega un papel condicionante en el desarrollo del niño o la niña y será fundamental que se le proporcionen numerosas oportunidades de aprendizaje que favorezcan el desarrollo de nuevas habilidades y la práctica de aquellas que ya dominan. En este apartado destaca el juego, que tiene una importante labor en el desarrollo del menor.
El niño tiene una necesidad innata de jugar, pues el juego le proporciona placer y seguridad y es la forma que tiene de representar el mundo que le rodea sintiéndose seguro. El juego permite que el niño guíe la interacción con su entorno entorno y con los demás y construya su propio aprendizaje. Entre los beneficios que posee destacan: favorecer la comunicación, promover la expresión de sus emociones, estimular sus sentidos y enriquecer la creatividad...
A lo largo del blog compartiré más información sobre el desarrollo infantil además de consejos y orientaciones para favorecerlo partiendo de estas premisas ❤
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